Cada vez es más habitual la creencia, especialmente en el género femenino, que nuestros problemas de volumen y sobrepeso son debidos a un exceso de agua retenida en nuestro organismo y por tanto, si quiero bajar rápidamente de peso, los diuréticos serán la solución más eficaz.
Esto viene propiciado fundamentalmente por la invasión desmesurada de productos diuréticos que prometen resultados milagrosos, basándose en propiedades y fundamentos fisiológicos que combaten ciertas patologías, pero que no son realmente las que afectan a la mayoría de la población como es el caso de la “retención de líquidos”.
Vamos a analizarlo detenidamente…
El agua se almacena en nuestro organismo, esta presente en el mismo de tres formas fundamentales y es muy importante su diferenciación:
Agua intracelular: Esta agua es la que se deposita dentro de la célula.
Agua intravascular: La que está dentro de los vasos sanguíneos.
Agua intersticial: La que se encuentra alrededor de ambos, es decir, entre las células y los vasos sanguíneos.
Se considera que una persona tiene retención de líquidos cuando los vasos sanguíneos, a través de la sangre, no son capaces de liberar los líquidos que se depositan en el espacio intersticial o bien porque ésta libera demasiada cantidad de agua. Sus efectos son fácilmente diagnosticables por la aparición de edemas o hinchazón subcutánea, especialmente alrededor de los tobillos.
Llegados a este punto tenemos que tener claro que, cuando nuestro organismo retiene líquidos es debido fundamentalmente a un mal funcionamiento de nuestro cuerpo, evidenciando problemas renales, cardiacos o circulatorios y que, por tanto, una persona sana no tiene por qué padecer retención de líquidos.
Existen otras causas como el consumo de algún tipo de fármaco o ciertos procesos hormonales de la mujer (embarazo, menopausia…), en los cuales la presencia o ausencia de estrógenos hace que esta retención sea más favorable, pero la mejor forma de combatirlo será activando nuestra circulación a través del ejercicio físico, no por medio de tratamientos diuréticos.
También tenemos que diferenciar el agua que es retenida dentro de nuestras células como consecuencia de la formación de masa muscular y que en ningún caso nos dará ese aspecto de hinchazón, sino más bien, ira en consonancia a una buena hidratación de nuestro cuerpo y a un estado de saludable de nuestro organismo.
Así pues, cuando buscamos como escusa a nuestros «Michelines» una retención de líquidos, tenemos que ser conscientes de que esta afirmación responde a una enfermedad que debe de ser supervisada por un médico o especialista y no a través de un tratamiento basado en cenar alcachofas y piña.
Por ir resumiendo ¿debo tomar diuréticos?
Una vez hemos desenmascarado esta cruel intención de las casas farmacéuticas y herbodietéticas de extender una patología a la mayoría de la población debemos de tener en cuenta que, el mejor camino para conseguir un buen equilibrio de agua en nuestro organismo no es su eliminación a través de productos diuréticos sino más bien, activar nuestra circulación con la práctica del ejercicio físico, propiciando:
- Introducir el agua liberada en el intersticio al interior de la célula, aportando una mayor hidratación de nuestro organismo y un aspecto mucho más saludable.
- Eliminar sodio (uno de los causantes de la acumulación de líquidos) a través del sudor.
- Mejorar nuestro sistema circulatorio y renal, dificultando la aparición de futuras retenciones de líquidos en el intersticio.
- Trasformar células vacías de agua y sedentarias, en células activas, cargadas de agua y glucógeno, capaces de aportar energía a nuestro organismo cuando éste lo requiera.
El agua es salud.
Pablo Leante
One2one Training